Decisiones, decisiones, y más decisiones. La vida está llena de ellas. En cierta manera ellas nos hacen ser quien somos, diferenciándonos de otras especies. Ellas son las que nos hacen responsables de nuestros actos1 frente a los demás. Las que causan en otras personas tantas veces gozo y bien, y tantas otras sufrimiento y mal. Por eso, hoy me gustaría contar cómo tomo las decisiones en el día a día. Pues al final, el amor más que un sentimiento o una emoción, que siempre tienen fecha de caducidad, es una decisión libre y continuada de poner al otro y su bien por encima uno mismo2.

Decisiones
Así pues… ¿Cómo toma las decisiones él?
- Siempre lo que le gusta a Dios por delante. Es decir, no hacer nada que Él considere moralmente malo consciente y voluntariamente, ya que las consecuencias no suelen ser buenas3. Normal, ¿no? Al fin y al cabo Él sabe cuál es nuestro manual de instrucciones. Y también hacer las cosas que a Él le gustan, pues Él quiere siempre nuestro bien.
- Decidir las cosas importantes en oración, pues decidir aprisa, posponer las decisiones hasta última hora, o decidir mientras se hacen otras cosas, solo puede acabar con una decisión no todo lo buena que podría haber sido si se le hubiera dado el espacio necesario.
- Las personas primero, y en especial la familia. También los amigos, las relaciones con los demás, y uno mismo. Y luego ya si eso los bienes, el dinero, los gustos, las aficiones, las distracciones, etc. Que muchas veces sólo por dinero nos metemos en un verdadero infierno.
- Cuestiónate. ¿Lo necesito de verdad? ¿Podré con ello en el tiempo? ¿Me veo capaz de hacerlo? ¿Me conviene? ¿Me gusta? ¿Habrá alguna pega? ¿Me quitará tiempo para otras cosas más importantes? ¿Obtendré lo que busco? ¿Provocará algún problema? ¿Me arrepentiré después si lo hago, o no lo hago? Estas preguntas son un ejemplo de cosas que tomo en consideración.
- No soy perfecto, me equivoco y me equivocaré. No pasa nada. Y aunque es cierto que algunas decisiones son irrevocables, el mundo no se acaba y Dios, que me ama, rehará mi historia como ha hecho tantísimas otras veces, siempre que no tome la única decisión que puede echarlo todo a perder4: apartarme de su lado o hacer obras que me aparten de Él. Por eso, el sacramento de la Reconciliación, también llamado confesión, es central en la vida de todo católico.
Nota 1 – «La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que estos son voluntarios». Catecismo 1734.
Nota 2 – «El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo.» Catecismo 1662.
Nota 3 – «El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa (DH 3)». Catecismo 1782.
Nota 4 – «Así pues, según la común ordenación de Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal, inmediatamente después de la muerte, bajan al infierno, donde son atormentadas con suplicios infernales.» Benedicto XII.
Tomar una decisión es de lo mas difícil para mi, porque no me gustaría cambiar de rumbo una vez tomada la decisión. No me gustaría equivocarme… tengo que cambiar.
Me encanta lo que hacen, Dios los bendiga más y más.
Saludos Irina,
Equivocarse es humano, yo soy el primero que lo hace. Pero gracias a Dios, lo tenemos a Él de Padre Celestial que, como al hijo pródigo (Lucas 15, 11-32), siempre nos espera con los brazos abiertos. Y no nos olvidemos que decidir es también lo que nos permite hacer el bien.
Dios te bendiga, ¡esperamos volver a verte!
Reza por nosotros. La paz, él.