Llevaba todo el verano queriendo escribir sobre la Teología del Hogar. Había recopilado libros y revistas pendientes de ser leídos con detenimiento. Quería leer tooodo lo que se ha escrito sobre esta temática hasta el momento para poder tener una visión completa del estado de la cuestión antes de escribir acerca de ello porque si no, sentía que faltaba algo…
Sin embargo, la realidad es que este verano hemos leído mucho menos de lo que nos hubiera gustado… pero si estoy escribiendo ahora es porque no me ha hecho falta leer toda la bibliografía del mundo para descubrir este verano de primera mano qué es la Teología del hogar. Y es que la he podido experimentar. No solo yo, sino toda mi familia.
🤍Hemos vivido la Teología del hogar cuando…
- nos hemos sentido acogidos en cada casa a la que hemos ido
- en las casas con más precariedad nos hemos sentido como reyes
- ante una comida improvisada han preparado un banquete para recibirnos
- han sido comprensivos con el caos que lleva de serie una niña pequeña (y más en plena operación pañal)
- nos han abierto las puertas de su casa para escucharnos sin estar pendientes del reloj
- en su hogar y en su compañía nos han hecho exclamar ¡qué bien se está aquí!
- el Señor está presente en cada acción de gracias por los dones recibidos, por el alimento, por el hogar, por el trabajo…
- hay signos visibles, cruces, iconos preciosos que en cada estancia de la casa nos remiten al Cielo
- se bendice, se dice bien de los demás y se está atento para poder ayudar ante las necesidades de los demás
Si os sentís identificados con estas palabras ¡enhorabuena y gracias! Porque, quizá sin saberlo, estáis siendo reflejo de la verdadera Teología del hogar, y estáis haciendo mucho bien en vuestros hogares.