La distancia que nos separa prácticamente todos los días a ella y a mí es de unos 400km. Y aunque segurísimo que hay parejas con más tierra de por medio, no deja de ser una distancia considerable. Pero… ¿Cómo vivimos nuestra relación con esa distancia separándonos? Pues simplemente, tratando que la distancia física no distancie nuestra mente, corazón, voluntad, y en la medida de lo posible nuestra presencia física. Concretamente…
- Hablando todos los días un buen rato, para conocer cómo pensamos y vivimos la vida, pues es fundamental interesarse por el otro y forjar la confianza mutua diciéndonos tanto lo bueno como lo malo.
- Rezando juntos, para manifestar y vivir la misma Fe. Si Él está siempre presente en la relación las distancias interiores se vuelven cortas, pues sabes que el otro comparte tus dificultades y reza por ti.
- Proyectando pequeñas cosas juntos, como este blog, para poner nuestras intenciones en común y prepararse para los grandes proyectos en los que se embarca el matrimonio: familia y santidad.
- ¡Y visitándonos siempre que la ocasión lo permita! ¡Eso hace de esos días algo especial y los convierte en una verdadera fiesta! Aunque para hacer honor a la verdad la de las visitas es ella, pues yo habré ido, con esta, tres veces. Pero la ingente cantidad de bodas de amigos y otros eventos que tiene por delante hacen de ella una gran viajera, con la que blablacar hace su agosto.

Dios une en la distancia
Personalmente, hacer todas estas cosas lejos de ser un rollo, es un verdadero placer que hace que pueda descubrir el tesoro que es ella cada día más. Y de esta forma ir discerniendo si es ella la mujer que Él quiere que ame para siempre. Al final, la distancia también tiene sus cosas buenas aunque, por supuesto, hubiera preferido que no estuviera ahí.
Pero cuéntanos… ¿Y tú? ¿Tienes una relación a distancia? ¿Qué crees que es importante para mantenerla con buena salud? Deja un comentario en nuestro blog, y gracias por seguirnos.