Los jóvenes desean la grandeza del bien

Como profesor tengo un especial interés en tratar de revertir con mis alumnos la situación de decadencia de valores actual. Es muy triste ver a algunos jóvenes, que tienen toda una vida por delante, abandonando y resignándose en prácticamente todo -no sólo en los estudios, sino también en aficiones, intereses, relaciones, etc-. Y al mismo tiempo que me encuentro con verdaderos ancianos en ilusiones e intereses, me encuentro con jóvenes con mentalidad de niños en su capacidad de apartarse de los placeres inmediatos -móvil, juegos, redes sociales, etc-. No es -o no debería ser- lo propio de una etapa de la vida que se caracteriza por su especial vigor e inquietud.

Por un lado está el componente adictivo de las pantallas (en forma muchas veces de videojuegos, redes sociales, o cosas peores) que constantemente mandan al cerebro de los jóvenes una sensación de recompensa inmediata. Y si tengo mi recompensa inmediata en 3 minutos de dedicación… ¿Por qué voy a invertir más tiempo en ningún proyecto? ¿Por qué me voy a parar a pensar en emprender algo más grande? ¿Para qué esforzarse?

Por otro lado está la cultura del descarte que tenemos. Se ve claramente con el ejemplo de la televisión. Hace unos años existían una serie de tiendas que reparaban el televisor cuando se rompía, porque era algo valioso y había que cuidarlo. Muchas veces hoy en día, cuando se rompe algo, simplemente lo tiramos y compramos otro. Y esto también lo hacemos en otros ámbitos de la vida. Por eso no se plantean relaciones (ni siquiera de amistad) que puedan durar mucho. Cuando no me convenga, a otra cosa mariposa. 

Y por supuesto, no podía faltar la ausencia de Dios y de valores empáticos. ¿Dios? Una tontería. ¿Plantearse las grandes preguntas de la vida? Innecesario. ¿Preocuparme por el de la lado? Sólo si me cae bien. ¿Devolver x10 cualquier cosita que me hagan? Por supuesto, yo soy intocable. ¿La culpa de mis malas notas o de cualquier problema? Del otro, mía por supuesto que no. ¿Y las relaciones y valores? Todos en función mía, si ya no me gustan, fuera. Al final se vive todo como un usar y ser usado.

Y sin embargo, en ellos surge una rebeldía y un inconformismo -que por desgracia, enfocan mal-; porque su ser más profundo clama que esto no puede ser todo. Que debe existir algo grande para ellos. Que el amor debería ser para siempre. Que la vida es algo más que distracciones espúreas. Que debe existir «algo más». Que están llamados a grandes logros en la vida. Y sin embargo, aunque lo intuyen y lo desean, son incapaces de dar el primer paso.

Así que desde aquí un anónimo e irrelevante profesor os anima… ¡Inspirad a vuestros jóvenes la grandeza del bien por la que merece la pena luchar!

Grandes cosas
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