Rememorar

¡Cómo me gustan a mí las bodas! Si antes de casarme ya me gustaban, ahora más todavía. Esto es algo que descubrí el pasado sábado en la primera boda que tuvimos después de la nuestra. Y es que pudimos revivir como ‘espectadores’ todo el sacramento y recordar con muchísimo cariño cada momento de la celebración, los nervios previos, la alegría posterior… Además, el hecho de que fuera la boda del hermano de él, ayudó a recrear el ambiente, ya que -evidentemente- muchos de los invitados y de la familia nos acompañaron a nosotros también en ese día.

Y es que pudimos reafirmar aquello que tanto nos repitieron antes de casarnos: «va a ser el mejor día de vuestras vidas» ¡y lo fue! por eso, ahora vivimos estas celebraciones con más alegría si cabe, porque la fuerza de este sacramento nos impulsa, nos colma el corazón ¡porque es un signo vivo del Amor de Dios!

 

Capilla donde nos prometimos

Acabamos tan contentos, que sentimos la necesidad de ‘escaparnos’ un día al lugar donde empezó todo esto, a la capilla del Santísimo cuyas paredes escucharon el primer ‘Sí, quiero’. Esta vez, en lugar del anillo de compromiso, llevábamos ya nuestras alianzas, y pudimos dar gracias a Dios, porque realmente cumple sus promesas. El camino ciertamente no ha sido fácil, ha habido dificultades desde ese primer día de emoción, y las cosas en este tiempo no han sido del todo como hubiéramos querido, pero esperamos y confiamos en Su palabra que hemos visto cumplida en nuestro matrimonio y en otros tantos momentos de nuestras vidas.

Por eso me gustan tanto las bodas, porque me hacen rememorar y revivir ese día. Porque me permiten verlo con agradecimiento, sin preocuparme de las expectativas que tenía o de las cosas que no salieron como tenía previsto. Al final, el tono del mantel o el sabor del pastel son cosas que se olvidan, aunque parezca antes de ese día que se acaba el mundo. De hecho, ya se me han olvidado ya detalles de ese tipo, y es que al final, solo queda el Amor.

Hoy desde aquí damos gracias a Dios por sostener esta historia de tres y por tantos jóvenes valientes que apuestan por ello, en especial a mis nuevos cuñados 😉 y es que acabamos de abrir una larga temporada llena de bodas… ¡Que viva el Amor! 

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