Todos los que me conocen saben que no llevo muy bien el tema de viajar, aunque conduzca muy a menudo por motivos laborales. Pero este verano ella y yo decidimos en agosto hacer nuestro primer viaje como matrimonio -después de la luna de miel- a Zaragoza (España) para rezar a la virgen del Pilar y, por supuesto, hacer turismo por los alrededores.
Y ahí que cogemos el coche y hacemos marcha… una marcha que requirió un gran esfuerzo por mi parte y de toda la gracia de Dios, pues pasamos por todo tipo de carreteras y estuvimos muchas horas al volante. Para que os hagáis una idea, también por interminables carreteras de decenas de kilómetros como esta:

Pues bien, en este camino Dios me ha dado la oportunidad de confiar en él y apoyarme en mi mujer, que me ayudó mucho con esta pequeña cruz. Porque sí, para muchos conducir es bah, una cosa sin importancia, pero para mí es una pequeña cruz. De hecho, cada uno tiene la(s) suya(s), diferente(s) a las de los demás, y es muy importante conocerlas y saber que Dios vence en ellas, como bien explica el Curso Católico:
La cruz es el yugo de Cristo: el único yugo que debemos tomar sobre nosotros. La cruz tiene un sentido y una dimensión muy profunda en nuestra vida: como instrumento de tortura y muerte, representa para todos los hombres su sufrimiento y su muerte. La cruz muestra los límites de nuestro amor […]. Por eso dice Jesús: El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí (Mateo 10, 38). Dios está invitando a los cristianos a seguirle, amando a los demás sobre el sufrimiento y la muerte. Nos está invitando a no preocuparnos por la posibilidad de perder nuestra propia vida, nuestro prestigio, nuestros bienes y afectos, etc. ¡Porque sólo Él basta! Pero eso, a priori, es realmente imposible para nosotros, que buscamos ser y tener en todo lo que hacemos diariamente. Sin embargo… ¡Dios lo ha hecho posible! Él nos ha abierto personalmente el camino […]: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Juan 3, 16). […] Su sacrificio nos ha dado a nosotros la vida, nos ha reconciliado con Dios, y nos ha garantizado que si morimos con Él viviremos también con Él. Y gracias a ese sacrificio, la cruz que antes era un símbolo de muerte es ahora un símbolo glorioso del amor de Dios y de la resurrección que nos da la vida1.
Pero volviendo a nuestro viaje, nuestra primera parada fue en el monasterio de piedra, un paraje natural que antaño fue un monasterio, que habla por sí sólo de la belleza con que Dios ha creado el mundo -y, por supuesto, a nosotros-. Os he puesto por abajo una foto cutre de móvil de una preciosa cascada que, en vivo, gana muchísimo respecto a lo que se ve en la foto. Pues efectivamente, vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno (Génesis 31, 1a)2.
Después, de cara al final de la tarde, continuamos nuestro viaje a Zaragoza y tuvimos que cruzar una cordillera, con unos puertos de montaña que me pusieron a prueba continuamente: sube, baja, sube, baja, precipicios por aquí y allá, camiones, tráfico, obras… la cruz de nuevo haciéndose presente y pidiendo (porque al final, es lo que hace siempre) llevarla confiando en Dios, un Dios que nos ama. Así que ahí iba yo… confiando.
Finalmente, llegamos a Zaragoza y pudimos bendecir en el encuentro con nuestra Madre María, en su advocación del Pilar. Allí, entre otras cosas, pedimos a nuestra Madre que fortalezca y haga nuestra fe tan fuerte como ese pilar que lleva siglos ahí, contra el paso del tiempo y las guerras.
Como curiosidad… ¿Sabíais que el 3 de agosto de 1936 el Pilar fue bombardeado por los republicanos pero ninguna de las bombas llegó a explotar porque «casualmente» salieron todas defectuosas? Y allí están expuestas, os he puesto una foto abajo.
Así pues, cuando aparece la cruz en nuestra vida, aunque sea pequeña, confiar y acudir a Dios es siempre la mejor opción. Pensad también que las pruebas pequeñas nos preparan para las grandes, que nos llegarán a todos en algún momento. Y vosotros… ¿habéis ido a ver a la Virgen del Pilar? Próximamente, ya os contará ella más anécdotas del viaje.
1. Contenido original «Toma tu Cruz Gloriosa» propiedad de Curso Católico «www.cursocatolico.com» bajo la licencia CC by-nc-nd 4.0.
2. Génesis 31, 1a. Cita de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española.