A los que ya no están

El día de la boda se vive un cúmulo de emociones variopintas difíciles de expresar. Aunque la mayor emoción es la alegría, también nos invaden otras como la preocupación porque salga todo bien, los nervios, la impaciencia… y también la tristeza. Y es completamente normal, porque en un día tan importante para la familia, aflora la tristeza al pensar en los que no están (físicamente) ese día con nosotros.

En nuestro caso, el recuerdo estaba aún muy tierno, pues hacía poco más de tres meses que había fallecido mi padre de repente, ju

sto en la recta final de los preparativos, con toda la ilusión del mundo. Y aunque el Señor, en su infinita sabiduría, tendrá la respuesta a nuestros por qués, era inevitable afrontar ese día con cierta tristeza.

No obstante, tuvimos claro desde el principio que él, desde el Cielo, no querría vernos tristes en un día tan especial, y por eso quisimos hacerle partícipe de nuestra alegría ¡para que lo celebrara también junto a nuestros abuelos y amigos que ya están junto al Padre!

Por eso, en la entrada de hoy, os contamos qué detalles tuvimos para recordar a nuestros seres queridos, porque todos tenemos algún ángel en el Cielo al que recordamos con especial cariño el día de nuestra boda.

El ramo de novia de nuestra boda

El ramo de novia de nuestra boda

  • Flores. Me hacía ilusión depositar mi ramo de novia en el cementerio, junto a mi padre, pero por cuestiones de logística, de falta de tiempo y de espacio, era una opción poco viable. Por ello, acordé con mi florista que hiciera una jardinera usando precisamente el mismo estilo y las mismas flores que iba a emplear en mi ramo de novia, para que fuera lo más similar posible. De este modo, aprovechamos el día antes de la boda para ir juntos al cementerio y cambiar las flores, que quedaron preciosas, por cierto. Además, nos ayudó mucho rezar juntos ante sus restos porque nos recordó que, a pesar de todo el caos y estrés de esos días, nuestra meta era el cielo, y que la boda era solo un impulso para ello.

  • Ceremonia. Durante la ceremonia también recordamos a nuestros familiares difuntos en el momento de las peticiones, así, toda la Iglesia, que estaba llena, se unió a nuestra oración. Además, el sacerdote ofreció la Eucaristía por su eterno descanso, que es, en definitiva, el mejor regalo que podemos hacer por ellos.

  • Banquete. Quisimos también recordar a mi padre en el banquete haciendo una de las cosas que más le gustaba, desfilar con una marcha de las fiestas de moros y cristianos (que son típicas en su pueblo). Así pues, contacté con el compositor de su marcha favorita para que nos diese permiso para reproducirla, y proyectamos un vídeo con fotografías familiares mientras toda la sala se unió al desfile. Fue impresionante. Consejo: debo decir, que en este tipo de casos, es bueno dejarse aconsejar por los profesionales de la sala del banquete, pues tienen mucha experiencia ya que no hemos sido ni la primera ni la última pareja que ha vivido una situación así. En un principio quisimos hacer el homenaje tras la cena, antes del baile nupcial, pero nos recomendaron hacerlo al principio del banquete, puesto que iba a ser un momento muy emotivo y quizá el hecho de estar pensando ‘que iba a llegar ese momento difícil’ durante toda la cena, iba a inquietarnos. Así pues, tal y como recomendaron, fue lo primero que hicimos al entrar, así las lágrimas necesarias del momento dieron paso a la alegría de todo el banquete.

  • Carta al cielo. Como os contamos recientemente, añadimos al regalito que dimos a los invitados, una carta muy personal dirigida al Cielo, como agradecimiento por su vida, para que todos se unieran a nuestro agradecimiento por todas las cosas buenas que hizo mi padre en la tierra y por los años que pudimos disfrutar de su presencia.

  • Oración. Por último, pero no menos importante, lo mejor que podemos hacer por ellos, más allá de los signos visibles -que también son importantes-, es rezar por ellos, por sus almas. Por eso, no hay día que pase que no recemos por todos ellos. Además, ellos, que están más cerquita del Padre ¡pueden interceder por nosotros!
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