Esta semana he estado con una gripe muy fuerte. Frío, calor, malestar, todo el día en la cama, duchas de agua fría, etc. En una palabra: debilidad. Sin embargo, también ha sido un regalo de Dios. Pues hasta las enfermedades son una Palabra de Dios que dicen… ¡No vas a vivir para siempre!

Los novísimos
Por supuesto, una gripe no es nada comparado con lo que nos espera a todos: enfermedad terminal, muerte, juicio, eternidad. Los llamados novísimos en la doctrina católica: eventos de nuestra vida en los que se pondrá a prueba nuestra Fe y nos prepararán para ir al encuentro de Aquel que nos ha amado hasta el extremo. La gripe no es grave, pero es sin duda un aviso que nos dice: no somos Dios, somos débiles y vamos a morir. Por eso… ¡Toma tu vida y la eternidad en peso!
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Además, la gripe me ha proporcionado un buen descanso que he podido dedicar, entre otras cosas, a leer sobre temas importantes (ya traeré alguna reseña) y a rezar, que siempre tanta falta hace. Así pues, y aunque no se pasa bien, sólo puedo decir… ¡Bendito sea Dios por esta gripe!