¡Hola! Teníamos muchas ganas ya de escribir por aquí para contaros que ya ha nacido nuestra hija. Hace ya unos meses que la tenemos con nosotros y ha revolucionado por completo nuestra vida. ¡No hemos tenido ni tiempo de pasar por aquí a contároslo! Estamos muy muy contentos con su llegada, aunque si os soy sincera, en muchos momentos nos hemos sentido sobrepasados. ¡Qué grande es esto de la paternidad y la maternidad! Y aunque ya nos lo habían advertido, hemos descubierto que, por mucho que hayamos leído o que nos hayan contado sobre ser padres, es incomparable a la gran tarea de cuidar y educar a los hijos… ¡y acabamos de empezar!
Nuestra hija es muy pequeñita pero ya nos ha enseñado muchas cosas, como aprender a relativizar las cosas, disfrutar de los pequeños detalles de la vida (como una sonrisa, un ‘agugu‘ mal dicho, o sus soniditos al dormir) y, sobre todo, nos ha enseñado a admirar a todos los padres que conocemos. Especialmente a los nuestros. Ahora empezamos a vislumbrar todo lo que han hecho y hacen por nosotros ¡y nos falta vida para poder agradecérselo! Hemos descubierto que ser padres es dar la vida 24/7, como Cristo la da por nosotros.
A pesar del cansancio -porque no es una bebé especialmente dormilona- estamos contentísimos por este regalo que nos ha hecho el Señor. Cuando nos regala una sonrisa o nos recreamos en sus manitas, en su naricita chata o en sus ojos que quieren comerse el mundo, aún no nos creemos que sea real… y es que el Señor tiene sus tiempos.
Gracias a todos los que habéis rezado por nosotros y por nuestra hija, que recibió el Bautismo en la vigilia de Pentecostés, siendo aún muy pequeñita… Ahora nos queda un camino larguísimo por recorrer y muchísimas cosas que aprender de la mano de Dios cada día junto a ella. Esperamos seguir compartiendo por aquí, en la medida de nuestras posibilidades, cómo va avanzando esta aventura.
¡Un abrazo!

Enhorabuena familia!
¡Muchísimas gracias! 🙂