‘Hace poco celebramos nuestro segundo aniversario de casados. Semiconfinados, con reuniones online de trabajo toda la tarde y con la nevera medio vacía. Sin embargo, no queríamos dejar que esta situación nos impidiera celebrar el aniversario del mejor día de nuestras vidas. Sobre todo porque no queremos caer en la dejadez, es más, queremos afianzar ‘pequeñas tradiciones familiares’ que sean nuestra seña de identidad y que la gente y nuestros hijos sepan que «en casa de los ‘Gómez Pérez’ se celebra todo». Además, si Dios quiere, el año que viene ya tendremos un pequeño terremotillo y quizá lo único que queramos sea dormir del tirón y dejarnos de historias, pero las cosas importantes hay que defenderlas, y este era el año para afianzar esta celebración.
¿Y cómo lo celebramos? Pues de la forma más sencilla, improvisando una cena un poco más especial con lo que había por casa y viendo de nuevo vídeos y fotos de la boda. Hablando de ese día, de todos los detalles y gestos que tuvieron con nosotros los nuestros, de lo bien que lo pasamos… Y, sobre todo, fuimos conscientes del regalazo que fue poder celebrar una boda así, porque a día de hoy ya no es posible…
Además, nos sentimos súper agradecidos y queridos por la cantidad de personas que se acordaron de esta fecha y nos felicitaron y nos tuvieron presentes en sus oraciones.
Sabemos que no fue una celebración espectacular. Nos habría gustado hacer algún pequeño viaje, o alguna cena en un buen restaurante y, por supuesto, ir a misa a celebrarlo con Dios -que ha hecho posible nuestra historia-. Quizá podría haberme ahorrado esta entrada, pero precisamente por esto, quería hablar de ello. La situación que estamos viviendo es muy complicada. Pero no por ello hay que dejar de celebrar la vida, de celebrar el amor. La carga emocional y el sufrimiento por nuestros seres queridos, por el trabajo, por la salud… que llevamos arrastrando todos estos meses pesa y podemos caer en la apatía. Seamos siempre prudentes pero no nos dejemos vencer porque hay Uno que lo ha vencido todo. El que nos da la vida. El que nos da la fuerza y nos dice ¡Ánimo! Que este virus no secuestre nuestra alegría. Que podamos celebrar cada pequeño acontecimiento, aunque sea con precariedad.
Si os interesa, aquí podéis leer nuestro post del primer aniversario, con las lecturas de la boda y extractos de la homilía.
Cuidaos mucho, sed responsables, cuidad de los vuestros… ¡y celebrad la vida!
