Un empujoncito para entrar en la Semana Santa

Ayer, junto con toda la Iglesia, acompañábamos a Jesús con palmas en su entrada a Jerusalén, como prefacio de su Pasión. Me parece que fue hace nada el Miércoles de Ceniza más romántico de los últimos años y ya es Lunes Santo. Como ocurre cuando quieres hacer una buena planificación, toca echar la vista atrás y revisar esos propósitos que nos marcamos al inicio para valorarlos y mejorarlos de cara a futuros años. Y toca, en mi caso, poner los pies en la tierra y verme débil e incapaz. Y es que, los propósitos y yo no nos llevamos muy bien. Así pues, en la entrada de hoy voy a aterrizar, a contaros cómo han ido mis propósitos (que exponía en esta entrada), y a reconocer de forma pública lo que me cuesta cumplirlos…

Dios te ama siempre

Dios te ama siempre

  • Vivir la Cuaresma con alegría: lo he intentado, aunque debo reconocer que el verme incapaz de cumplir otros propósitos me ha entristecido bastante. No obstante, me ha animado él diciéndome cosas como las que escribió en la entrada y que cito textualmente: «Si falláis en vuestras propuestas u os cansáis a mitad no os preocupéis… ¡Dios os ama! Volvedlo a intentar y no olvidéis que lo importante es vuestra conversión».
  • Confesión: otro propósito era empezar la Cuaresma con una confesión y este creo que lo cumplo con creces porque he recibido el sacramento antes, durante y también lo haré después con la penitencial comunitaria.
  • Misa diaria: este punto ha sido el que peor he llevado con creces… Me propuse ir a misa antes de ir a trabajar y solo lo he cumplido dos días. Sabía que sería muy difícil para mí… pero renunciar a media hora más en la cama me cuesta horrores.
  • Limosna: decidimos hacer un donativo importante en comunión, esto es, cada uno la cantidad que quisiese y a quien quisiera, pero hacerlo el mismo día, como un signo. Debo decir que lo hice pero como dos semanas más tarde porque siempre encontraba una excusa…
  • Voluntariado: esta ha sido una de las mejores cosas de la Cuaresma, empezar un voluntariado que quiero que perdure. Aunque solo he ido un día a la semana, he podido experimentar la alegría de servir a los más pequeños y a estar muy agradecida por todas las cosas que tengo y que no valoro…
  • Ayuno: nada de stroopwaffles en mi despensa estos cuarenta días. Pero tampoco he dicho que no a otros caprichitos… Y respecto a lo de no comer ni cenar en restaurantes, bares, o fast food, lo hemos intentado, pero es difícil cuando tienes comidas familiares o cumpleaños con los amigos y quieren ir por ahí…

En definitiva, así serían a grandes rasgos mis propósitos de Cuaresma, algunos más cumplidos que otros… ¿pero ya está? ¡No! Ahora vienen de los días más grandes para los Cristianos ¡y tenemos que estar alerta, expectantes! Así pues, y para que no decaigan los ánimos, me voy a proponer metas alcanzables, reales, y que os invito a seguir si os hacen bien.

  1. Leer antes de dormir el Evangelio del día siguiente. También puedes leerlo por la mañana, pero yo me conozco y sé que diría ‘no me da tiempo’. Para no olvidarme, tengo el Evangelio junto a la mesilla. 
  2. Descargar la App ‘Rezar en el metro’ del Padre José Pedro Manglano (me habían hablado muy bien de ella y hasta ayer no la probé). En el apartado Semana Santa hay un podcast para cada día de unos 15-20 min de duración que yo aprovecho para escuchar de camino al trabajo y que me ayudan a vivir ese día. ¡Aún estáis a tiempo de escuchar el del Lunes Santo!
  3. Vivir las celebraciones. Quizá en vuestro pueblo hay cofradías que hacen procesiones en Semana Santa, o que representan la Pasión… más allá de una muestra del fervor popular, a mí personalmente me ayudan a entrar en la realidad de estos días.
  4. Velar la madrugada del jueves al viernes santo. En mi parroquia hacemos turnos de adoración continua para que el Santísimo no esté solo, resérvate un ratito para orar y velar con Él, como en el monte de los olivos.
  5. También solemos ver la película de La Pasión de Mel Gibson en la tarde del viernes. Es muy dura, sí, pero conmovedora y a mí me ayuda también a traer al presente y actualizar los padecimientos de Jesús.
  6. Ayunar del viernes hasta la Vigilia de Pascua. En la medida de nuestras posibilidades, privarnos de grandes comidas, para estar en tensión hasta la gran Vigilia de Resurrección.
  7. Por último, estar preparados para la Vigilia, acogerla con ganas, con alegría. Como decía mi sacerdote, vivirla como si fuera la primera, la última, la única. Porque en verdad, tampoco sabemos si lo será, ¡estemos atentos al Paso del Señor, Él puede cambiarnos la vida!

¿Qué os parecen estos propósitos? ¡Vamos a intentar ponerlos en práctica! Esperamos de todo corazón que paséis una feliz Semana Santa y una mejor Pascua.

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