10 detalles más de nuestra boda

10 detalles más de la boda

Tal y como os contamos en la entrada de La papelería DIY de nuestra boda, se quedaron aún aspectos en el tintero que consideramos interesantes para aquellas parejas que estén planificando una boda. Y como lo prometido es deuda, en la entrada de hoy os cuento estos pequeños detalles que no cuestan casi nada pero que le dan el toque a vuestra celebración. Eso sí, aclarar, antes de todo, que nada de esto es imprescindible (lo importante es el Sacramento y esa promesa ante Dios y la Iglesia), y que no es bueno caer en el síndrome de “lo quiero todo”. Se llega a lo que se puede. Una boda no es mejor ni peor por la cantidad de ‘chorraditas’ que tenga (o no debería serlo, vaya). Y como ya dije, antes de explotar, hay que ser realistas, si algo no se puede no pasa nada, la gente no tiene por qué saberlo y por último, delegar. En nuestro caso, una grandísima parte de lo que hoy cuento fue gracias a mi suegra y a mis amigas, y además de que quedó precioso todo, creo que les hizo ilusión participar activamente antes del día B. Así que, para la gente a la que le cuesta pedir ayuda (que es un poco orgullosa como yo, vamos), este es un ejercicio estupendo que beneficia a todos 😉

Dicho esto, ahora así, os cuento

  1. Amenities. O ‘las cajas del baño’, para entendernos. Se trata de colocar en los aseos cosillas útiles que te pueden sacar de un aprieto como por ejemplo útiles de higiene femenina, quitamanchas en spray, horquillas, pañuelos de papel, enjuague bucal… En nuestro caso se encargó mi suegra y lo hizo con todo lujo de detalle, estampando nuestro sello en cada paquetito individual. También destacar que me preparó una cesta para mí sola (la novia tenía un baño exclusivo) y fue súper útil porque con el estrés previo de esos días hay cosas en las que no caes en la cuenta y no te preparas. Así pues, yo tenía mi cargamento de medicinas anti migraña, líquido para las lentillas, laca, imperdibles… Aconsejo ir previamente al local del banquete y hacer fotos a los baños para conocer el espacio del que se dispone.   
  2. Buffet del bebé. Este espacio también fue cosa de la familia del novio, que estánmucho más puestos en tema ‘bebés’ que la mía actualmente. Se montó una mesa decorada con motivos infantiles en la que había pañales de distintas tallas, baberitos, potitos de diversos sabores y ¡hasta un calientabiberones! Además, la empresa del banquete habilitó un espacio con más intimidad con un cambiador y una silla para poder dar el pecho.
  3. Photocall. Este rincón fue cosa de mis amigas y quedamos contentísimoscon el resultado porque además de ser muy bonito, estaba súper personalizado en pequeños detalles. Hicieron nuestras iniciales con flores y un marco a modo de portada de periódico con la noticia de que nos casábamos. Además de los típicos accesorios del photocall, instalamos una cortina de luces cálidas con unos banderines como fondo para las fotos. En este punto nos planteamos contratar un servicio de fotomatón, pero al final decidimos que no. En su lugar, para tener fotos de los invitados, hicimos un cartel donde pedíamos que nos enviaran por WhatsApp las fotos que se hicieran. El día después de la boda ¡teníamos más de 700!
  4. Candy Bar. En nuestro caso, la mesa dulce corrió a cargo de la empresa del banquete como un regalo ¡y no defraudó! Sinceramente, casi no probamos las cosas porque ese día pasa volando, pero había verdaderas delicias. Además, dadas las múltiples intolerancias del personal, cada producto tenía indicado en una pizarrita los alérgenos. Por último, y esto sí que fue nuestro caprichito, contratamos una fuente de chocolate sin gluten y sin lactosa, para los más golosos 🙂

(Breve inciso, si os fijáis, de todo lo que os he contado arriba no nos hemos encargado nosotros ¡qué bueno es delegar!)

  1. Libro de firmas. Aquí queríamos innovar y no tener el típico álbum, así que después de mucho pensar, y como nos gustan mucho los puzzles, quisimos hacerlo en puzzle. Sin embargo, no encontrábamos nada que nos gustara y al final, a raíz de una catequesis, optamos por poner varios Jenga (que es el juego de barritas de madera de ir construyendo y destruyendo una torre). ¿Y por qué la catequesis? Pues porque nos rondaba por la cabeza que lo que íbamos a empezar es algo muy grande y que si no dejábamos que Dios nos ayudase a poner los cimientos, a construir nuestra familia, nos íbamos a esforzar y a cansar en vano (que es lo que dice el salmo 126). De ahí lo del Jenga y lo de construir. Por eso, pusimos dos marcos de fotos con unas láminas DIY que explicaban que se podía firmar en las piezas de madera y que contenían esta frase del Salmo “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los constructores”. Ahora tenemos el Jenga en nuestro nuevo hogar, donde tendría que ir la televisión, y de vez en cuando cogemos las maderitas, las leemos, jugamos, y construimos de nuevo esta torre.
  2. Mesa de oraciones. Justo al lado del Jenga, y como un signo de lo que es importante para nosotros, habilitamos un rinconcito para hacer oraciones, peticiones, acciones de gracias… para ello, pusimos una huchita, papel y boli para que la gente escribiese lo que quisiera y lo depositara en la hucha. Lo acompañaba otro marco de fotos con la explicación. No obstante, pusimos que entregaríamos esas oraciones en el Vaticano y al final no pudo ser (cuestiones de logística). Sin embargo, aunque no llevamos los papelitos en la maleta, todos los días del viaje rezamos por cada una de esas oraciones. Además, a nuestra vuelta, visitamos a las hermanas de Iesu Communio y le entregamos a la Virgen la caja con las oraciones para que la comunidad rezara por ellas. ¡No podían estar en mejores manos!
  3. Invitación a las catequesis. Aunque este punto no fue del banquete, sigue la tónica del anterior y queremos compartirlo. Y es que, al finalizar la ceremonia, en la acción de gracias, hablamos de las Catequesis del Camino Necocatecumenal, gracias a las cuales vivimos nuestra Fe dentro de la Iglesia, y que habían empezado en nuestras parroquias precisamente esa misma semana de la boda. Por eso, a la entrada de la Iglesia, pusimos unos folletitos para que quien quisiera asistir, tuviera toda la información.
  4. Para combatir el frío. Por último, este es un detalle muuuy pequeño, pero que creo que la gente agradeció. Nosotros al menos mucho. Y es que casarse en enero, de noche y en una zona montañosa, entraña que haga muuucho frío. Por eso, el recibimiento de los comensales en la sala del banquete fue con un caldito calentito que entró estupendamente.
  5. Mesa imperial. Cosas de protocolo y de la jerga nupcial… concretando cosillas del banquete teníamos que decidir la distribución de las mesas y, entre ellas, la nuestra, la que se conoce como mesa presidencial. Sin embargo, no sabíamos que había más distribuciones porque lo ‘normal’ era ver a los recién casados con sus padres. Debido a los recientes acontecimientos que habíamos vivido, queríamos estar rodeados de todos nuestros seres queridos y por eso, si era posible, pedimos sentarnos con padres y hermanos, lo que en nuestro caso se tradujo en una mesa ¡con 17 personas! Los del banquete nos dijeron que no había problema y que de hecho, lo que queríamos tenía nombre: mesa imperial. También estaba la opción de sentarnos nosotros dos solos, pero la descartamos, ¡queríamos pasar ese día bien cerca de los nuestros! También tuvimos gestos con los que no estaban físicamente con nosotros, como os contamos aquí.
  6. Bendición de la mesa. Aprovechando también la presencia de varios sacerdotes amigos nuestros en el banquete, les pedimos poder bendecir la mesa al inicio de la cena. Además, la cruz que nos regalaron en nuestra comunidad para rezar laudes, fue la que presidió nuestra mesa toda la noche.

Con todo esto y con las entradas en las que contábamos que no hubo barra libre de alcohol y el detallito que regalamos a los invitados, creo que hay un buen resumen de lo que fue nuestra boda a nivel de detalles. Nos quedan en mente algunos temas más sobre la boda, pero para más adelante, que nuestra vida de casados sigue y tenemos otras cosas cotidianas de las que hablaros más allá del día B

¡Nos leemos!  

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